Enjoy the silence~ [Sarah]

Caminaba por los pasillos sin pensar, solo dejándome llevar y escuchando música. Era tarde por lo que ya se veían pocos estudiantes deambulando por los corredores. Solo unos pocos rezagados "especiales". O alguna que otra parejita acaramelada entre las sobras, sombras en las que yo, veía a la perfección. Bufé inevitablemente poniendo los ojos en blanco... A veces las cursilerías me fastidiaban tanto...

A diferencia de mí, la mayoría de los colegiales eran criaturas diurnas, que a altas horas de la noche se encontraban durmiendo en sus camas como buenos niños. Pero no yo, nunca yo. Y sinceramente no me apetecía volver a mi habitación. Estaba aburrida de esas cuatro paredes. Con mis pocas horas de sueño me alcanzaba a la perfección y ya con eso me aburría estando sola ahí dentro. Agradecía por sobremanera la habitación y el estar sola actualmente, sí, porque mi desorden se me hacía encantador y acogedor. Sabía que si me designaban compañera debería ordenar o algo, pero lo mío era claramente convivir con mi característicos desastres. A pesar de eso, me gustaría alguien con quien parlotear a la noche, estar sola en la noche me hacía echar muchísimo de menos a mi hermana.

Llegué a un pasillo tenuemente iluminado, y me acerque a las ventanas laterales. El clima estaba bastante caluroso para mi agrado por lo que decidí abrir una de las ventanas al mi lado para luego situarme contra el marco de la misma mirando al exterior del lugar. Era un lindo paisaje, iluminado por la luz platino de la luna. Le daba un aire misterioso y bastante cautivador a una academia que a mi ver de academia no tenía nada. Miré hacia el cielo tratando de encontrar alguna constelación familiar, o estrellas repetidas. Pero no, eso no era nada a lo que estaba familiarizada. Situaciones como esta me hacían echar de menos muchísimo mi país. No específicamente el país, sino el manto de estrellas al que estaba acostumbrada en las noches frías Alemanas. Sí, extrañaba todo. Pero es lógico, hasta que me acostumbrara...

Luego de unos minutos tomé el iPod de mi bolsillo y me dediqué a elegir una canción que se adecuara al momento. Sentí una ligera brisa y dejé que me alborotara -más- el cabello. Se encontraba más revuelto de lo usual, y estaba acostumbrada a ello, asique solo lo dejé, quitándome eventualmente un mechón que se me caía en los ojos. De todas maneras nadie me vería. Y si así era, simplemente lo ignoraría. O dependiendo de su actitud, quizás no. O dependiendo de su sexo quizás me interesara... Uno nunca sabe con que se va a encontrar en la vuelta del pasillo. Y esa frase era la que mejor se aplicaba para describir este lugar en específico. Ángeles, demonios, lycans, vampiros, hadas y quien sabe cuantas criaturas mas…

Nothing else matters de Metallica se me hizo una excelente elección para el momento. Seleccioné ese cd en específico, a la vez que susurraba las palabras de la canción a la nada, manteniéndome ahí unos momentos simplemente absorbiendo la tranquilidad y la quietud de la noche. Miré la hora en el iPod, a la vez que le subía el volumen un poco más. 2:17am.

“Y la noche aún es joven…”

Luego de unos momentos, y de deambular infinitamente, me dirigí al salón de juegos, en busca de algo para comer. Caminaba lentamente aun escuchando música, con el iPod en las manos y con el volumen alto, pronunciando las letras de las canciones, pero sin hablar simplemente moviendo los labios. Nuevamente eché una ojeada a mí alrededor. Sip, me encontraba totalmente sola, lo que es normal siendo casi –Miré la hora en el aparato en mis manos- Las 4 de la madrugada. Y, ¡maldita sea! el dichoso Mofeo hasta las mañanas no se dignaba a aparecer para llamarme a los confines de su reino. Aunque claro, considerando mi ascendencia, nunca fue raro, y desde que tenía memoria dormía la mayor parte del día. Demostrando una vez más, mi parte no tan humana. Pero eso también se me hizo curioso, ¿donde estarían los demás dhampyrs, o los pura sangre? Sabía por mis "sensaciones curiosas" que no era la única.

Al llegar, atravesé el lugar con parsimonia demorándome en la elección de lo que comería a continuación. Finalmente me decidí, tomando un tazón, leche y cereales de una alacena cercana. Además de un vaso, porque la leche sola siempre te relaja. O por lo menos conmigo así siempre funcionaba. Me senté sobre la encimera, jugando con la cuchara, y luego de unos segundos vertí los cereales lentamente, y comencé a comer. Miré a mí alrededor, notando a una mujer sentada a lo lejos, cerca de la ventana, mirando al exterior, o eso me pude imaginar ya que se encontraba simplemente ahí sin hacer nada, dándome la espalda.

Ingerí con lentitud disfrutando del sabor de los copos de chocolate y moviendo las piernas de manera infantil debajo mio. Me estiré levemente para llegar a la leche, tratando de no caer y tampoco de tener que levantarme.

- Vows are spoken, to be broken. Feelings are intense, words are trivial; Pleasures remain, so does the pain…Words are meaningless♫~- La canción se coló en mi mente y antes de poderme refrenar la letra se me escapó sin siquiera ser consciente de ello. Como fuera, el lugar era lo bastante amplio para las dos.

Finalmente mi acompañante encubierta se acercó, la miré sin dejar de comer y finalmente las reglas de la cortesía me ganaron. Me quité los auriculares con pesar, como si dejara atrás una importante parte de mi cuerpo. Lo que no era tan exagerado como lo hacía parecer.Mi música a veces era lo más importante y lo que me mantenía alegre sin importar qué. –Hola. Soy Maika…- Comenté a la mujer. Ahora que estaba más cerca la podía observar en detalle, y me parecía bastante mayor para ir a la academia, pero ¡ey! ¿Quién era yo para juzgar? , todas las personas al verme no me daban más de quince o dieciséis años cuando ya casi cumplía con mucho orgullo mis veinte. Asique, al igual que yo aparentaba menos de mi edad, ella podría hacer lo mismo pero al contrario.

Además, al estar lo bastante cerca, la podía ver a la perfección y noté que estaba descalza, y que llevaba puesta una bata de lo que me pareció seda o terciopelo o alguna tela cara y elegante como esas. La miré al rostro y por alguna extraña razón mis instintos salían a flote, quería sisearle, cosa que ya se me estaba haciendo bastante molesto. Me hacía parecer un felino asustado. Aunque mi parte humana y llena de hormonas mando a ese impulso a callar, porque independientemente de todo lo curioso sobre ella, me agradaba. Y no en el sentido de amiga, claro está. La mujer frente a mí me gustaba en el sentido más lésbico de la palabra.

Me bajé de la encimera de un salto, y dejé los cereales de donde los había tomado, previo a beberme la leche que me quedaba en el cuenco para luego ir a lavarlo. Quería soltarle un millón de comentarios ingeniosos, pero no sabía como los tomaría. Y mi confiable radar detecta heterosexuales se veía nublado por el instinto dhampyr que peleaba por salir a flote. Una vez que el tazón estuvo limpio, lo dejé de donde lo había tomado, secándome las manos en el jean que llevaba puesto al momento.- ¿Y entonces tu nombre es tan bonito como tu rostro?- Pregunté. Luego de hablar me golpeé mentalmente, pero ya estaba dicho y no podría hacer nada contra ello. A lo sumo me golpeaba o me ignoraba, o en el mejor de los casos sonreía.

¡Por favor que sea la terceeeeraaaaa!-Clamó esa molesta voz interior mejor conocida como consciencia.

-Si me dejas adivinar, diría que es algo extravagante, como Nyx , Elizabeth o Afrodita incluso…-Añadí. Y con eso completé mi ración natural de insinuación y coqueteo. Dependiendo de como se tomara mis palabras seguiría o no. Aunque conociéndome, luego de que hablara, independientemente de lo que dijera, seguiría con este infantilesco juego de coqueteo. Que puedo decir…Soy una coqueta innata.